Huellas pequeñitas en nieve de julio...

mercredi 4 mars 2009

LA VIDA

Decidme cómo es un árbol.
Decidme el canto del río
cuando se cubre de pájaros.

Habladme del mar, habladme
del olor ancho del campo,
de las estrellas, del aire.
Recitadme un horizonte
sin cerradura y sin llaves,
como la choza de un pobre.

Decidme cómo es el beso
de una mujer. Dadme el nombre
del amor, no lo recuerdo.

¿ Aún las noches se perfuman
de enamorados con tiemblos
de pasión bajo la luna ?

¿ O sólo queda esta fosa,
la luz de una cerradura
y la canción de mis losas ?

Veintidós años... Ya olvido
la dimensión de las cosas,
su color, su aroma... Escribo

a tientas: "el mar", "el campo"...
Digo "bosque" y he perdido
la geometría del árbol.

Hablo, por hablar, de asuntos
que los años me borraron

(no puedo seguir, escucho
los pasos del funcionario)




En la prisión sólo en sueños volvía a la libertad, a los recuerdos perdidos. Tenía esa facilidad, casi era un profesor de sueños. Pero cuando llevaba ya ventiuno o ventidós años encarcelado, observé con desaliento que esos recuerdos se iban desdibujando y poco a poco desaparecían de mis sueños, hasta que la cárcel se impuso como única protagonista, en la noche y en el día de mi cautiverio.
En algunos de mis poemas aparece esa tristeza y el temor del olvido, la angustia de ir perdiendo el recuerdo de las cosas más elementales...

Marcos Ana
*

Aucun commentaire: