Huellas pequeñitas en nieve de julio...

samedi 8 novembre 2008

Manos calentitas




Lloraba por sus manos calentitas. No tenían ruido esos recuerdos. Había caminado hiriendo mis pies sin poder creer que hubiese muerto. Las vecinas tenían razón, mejoraba ese viernes cuando la vi por última vez en la hora de visitas. El sábado me la perdí porque estaba en rayos. Hasta el polvo del camino se helaba el domingo cuando llegué al hospital; pensaba en esas manos chiquitas y tibias que me quitarían el frío mío, las que podría besar cuantas veces se me antojara.

La llorona, Marcela Serrano

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